Es difícil no abrir la boca como un pasmarote cuando se leen ciertas cosas. Y es que la comunidad científica –menos mal que sólo una minoría, espero- ha debido de llegar a la conclusión de que es más rentable realizar estudios sobre cosas absurdas.
Debe ser mucho más provechoso para la Humanidad que investigar Enfermedades Raras – esas que afectan a un porcentaje muy bajo de la población y cuyo estudio piden a gritos los afectados o sus familias-, y de las cuales apenas existen información, tratamientos o esperanzas.
Y para muestra un botón: Según algunos estudios, las mujeres solteras y sin hijos se mantienen más delgadas con el transcurrir de los años que las que tienen pareja. Y si además beben alcohol… ¡podrían desfilar por la pasarela Cibeles!
¿Interesante? Curioso, eso sí. Pero podíamos vivir sin saberlo.
Al parecer el consumo de alcohol, principalmente de vino tinto, ayuda a las mujeres a mantener la línea. Las abstemias engordan más que las que beben habitualmente o con cierta frecuencia. Eso podría deberse al efecto saciante del vino, que reduce el apetito. Y no tienen dudas, el tintorro mejor que el blanco.
Otro “interesante” estudio, llevado a cabo por dos Universidades – la de Minessota y la de Cornell- concluyeron tras 10 años de observación, que las mujeres casadas engordan mucho más que las solteras.
Tras meditar profundamente sobre estos estudios, he llegado a mis propias conclusiones:
Si estás casada y quieres dejar a tu pareja, ¡podrías tirarte a la bebida como una posesa! Así, ganarías por duplicado y de un solo plumazo: empezarías a adelgazar ya antes de separarte… y además conseguirías ¡que el divorcio te lo pidiese él! En unos meses, ya soltera, podrías hincharte a comer, eso sí, con tu dosis de vinito y sin volver a emparejarte.
¡Qué mundo éste!
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