Agradecer es valorar. El agradecimiento te permite ser consciente de la riqueza de tu vida.
La mayoría de las personas nos pasamos la vida quejándonos, deseando cosas que no tenemos, y envidiando a los que creemos más afortunados que nosotros en algún aspecto. Vivimos en un perpetuo estado de frustración.
En cambio, aunque lográsemos aquello que tanto deseamos… no tardaríamos en descubrir que el placer del logro es efímero y que ¡ya no estamos satisfechos!
Seguro que te habrá ocurrido más de una vez. “Si aprobase la oposición para funcionario del Ayuntamiento ¡mi vida sería perfecta!”. ¡Enhorabuena, has aprobado, ya puedes disfrutar de tu felicidad! En cambio, sabes (o pronto descubrirás) que no va a ser así. Realmente, ¿Cuánto Tiempo Pasará hasta que te marques Otro Objetivo Del Que Dependa Tu Bienestar?
Y pasará la vida, una vida llena de “peros” e insatisfacción, de quejas, de amargura, de montañas siempre por conquistar.
Así transcurren las vidas de la mayoría de nosotros: sin apreciar ni un solo día lo que sí tenemos… esa vida de la que renegamos y que, en cambio, tantas personas en el mundo matarían por tener. No somos conscientes Del Milagro Que Somos, de Nuestra Suerte, del lujo que supone el poder estar “aquí” (y con nuestras comodidades).
Desde que tengo uso de razón me he levantado de la cama como la niña del exorcista: echando espuma por la boca cada vez que alguien me hablaba o simplemente se movía a mi alrededor. Me amargaba tener que levantarme tan temprano, aguantar a los demás, trabajar para pagar facturas y poco más… ¡Mi familia tomó la decisión de no hablarme por las mañanas!
Tras el optimista despertar, el resto del día no dejaba de ser más de lo mismo: me quejaba por todo. Mi vida me parecía un asco, y pensaba que todos tenían más suerte que yo.
Pero de eso ha pasado mucho tiempo y toda una revolución interior. Y es que desde hace años aplico una medicina milagrosa para el alma: el Agradecimiento. Mi vida parece otra, no es que tenga menos problemas que entonces, pero ahora se me antoja perfecta y no la cambiaría por ninguna. Mi cabeza se centra en vivir y disfrutar del presente -de lo que sí hay y sí tengo-, dejando que el futuro y los sueños se tomen su tiempo, sin prisas ni agobios.
Desde el mismo momento en que despierto y ya antes de abrir los ojos, me digo a mí misma: ¡Estoy viva! ¡Sigo formando parte del mundo! Lo siento en todos mis poros, en toda mi alma, disfruto del milagro de estar viva y de ser consciente de ello.
Abro los ojos y doy las más sinceras gracias por poder ver, oír, oler, por el corazón que late y por mi cuerpo entero… ¡Gracias, gracias y gracias! Y voy sintiendo la poderosa energía de la gratitud.
Antes de salir de casa creo que ya habré dado las gracias por un millón de cosas: el techo que me cobija, el desayuno, la luz eléctrica, el agua que sale por el grifo (¡qué afortunados somos!, en algunos países tienen que caminar horas para llevarse un par de cubos de agua a casa), la ropa – que además está limpia-, los mimos de mi gato, el amor de mi pareja…
Todo esto sí es real, no está en manos de otros ni en un futuro impredecible, está aquí, es mío para gozar y disfrutar ahora de ello. Me doy cuenta de que soy la mujer más afortunada de la Tierra, y se me pone esa sonrisa de lama tibetano o de beata saliendo de misa de doce.
A ver, no soy ninguna ingenua. Como todo el mundo tengo problemas, preocupaciones, frustraciones y quebraderos de cabeza. Pero claro está que si sólo me centro en lo que me falta, en lo que necesito, en lo que me preocupa… me habré perdido el Presente, que al fin y al cabo, es todo lo que hay. Además, ¿no es sentirse bien el objetivo de toda persona?
Agradecer es uno de los mayores pasos para lograr la felicidad. La mente humana es incapaz de mantenerse en el momento presente; si la observas, te darás cuenta de que siempre está recordando algo del pasado y planificando o imaginando algo futuro. El agradecimiento obliga a la mente a ser consciente del momento presente, a ver la realidad que siempre esquiva.
Sé feliz hoy y bendice todo lo que tienes aquí y ahora, todo el tiempo y a cada segundo: al caminar, mientras trabajas, al conducir….Cuanto más agradezcas lo que tienes, más cosas encontrarás para agradecer. Y llegará un momento en el que ya no podrás parar, tus problemas te parecerán mucho más pequeños, y Te Sentirás El Rey Del Mundo.
Totalmente de acuerdo con lo que expresa el artículo. Yo cuando pongo mi cabeza en la almoada para dormir, valoro y agradezco todo lo que tengo en mi vida. Me producen insatisfacción las carencias de tipo emocional. Lo que no me dan las personas que quiero.... o, más bien, valoro poco lo que si me dan. Sobre todo por no aceptar que las personas "dan lo que tienen, nadie puede dar lo que no tiene".... Releyendo estas ideas espero se nos vaya fijando en la mente la aptitud del agradecimiento, tanto como nos ayude a tener una actitud positiva ante la vida. A la vez que tengamos en cuenta también en dar lo mejor de nosotros para colaborar a que los demás se sientan lo mejor posible. Buen díaa todos !!!
ResponderEliminarHola Mariana!!! Me ha encantado tu comentario. Yo también agradezco todo lo que tengo y lo que la vida me da, sobre todo cuando me meto en la cama. Y Cuando Agradeces, Te Sientes Realmente Afortunado. Quejarse es la actitud contraria, y sólo trae más y más insatisfacción. En cambio el Agradecimiento te hace sentirte "rico" de inmediato... y esa actitud cambia completamente tu Energía y hace que a tu vida lleguen cada día más cosas por las que estar agradecido. Agradecer es Crecer con Sabiduría.
EliminarMuchas Gracias... ¡¡Y nunca mejor dicho!! jaja.
Besos