Mostrando entradas con la etiqueta ansiedad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ansiedad. Mostrar todas las entradas

Angustia Y Ansiedad. Sus Diferencias

     ¿Qué es la Angustia? ¿Es lo mismo que la Ansiedad? Normalmente se utiliza el término “Ansiedad” para englobar a ambas, pero es necesario saber que son patologías diferentes. Comprender que angustia y ansiedad no son lo mismo, es algo imprescindible a la hora de decidir el tratamiento y recibir la terapia adecuada.

     La angustia presenta unos efectos somáticos (el trastorno psicológico provoca síntomas físicos y dolores que no obedecen a un origen físico) mayores que la ansiedad. La angustia produce reacciones de bloqueo, paralización e inhibición; en cambio la ansiedad provoca reacciones que implican sobresalto, deseos de huir, una implicación inevitable en los síntomas, un coctel de excitación, agitación, necesidad de correr…

     En cuanto a los síntomas que diferencian a la angustia de la ansiedad, es preferible que las comparemos entre sí en sus manifestaciones más comunes. Pero hay que entender que no siempre es fácil decidir si un paciente presenta una u otra patología, pues a menudo presenta síntomas de ambos trastornos. Pero como guía, veamos las diferencias:

Diferencias Principales:
Angustia:
  • Opresión en la zona del corazón, taquicardia, molestias gástricas de distinta intensidad o naturaleza, ardores, etc.
  • La persona se encuentra inhibida; interiormente todo transcurre más lentamente, con cierta parsimonia.
  • La angustia es paralizante, tiende a que el individuo no pueda actuar, sintiendo bloqueada cualquier actividad.
  • Su relación con la Depresión es más estrecha que en la ansiedad.
  • El tiempo parece transcurrir más lentamente de lo habitual.
  • Se vive temiendo al futuro, y los recuerdos del pasado están muy presentes.
  • Se manifiesta más en personas sencillas, elementales, incluso un tanto superficiales.
  • El Tratamiento suele consistir en ansiolíticos, Técnicas De Relajación, y apoyo terapéutico.
Ansiedad:
  • Dificultades para respirar y falta de aire, principalmente.
  • La experiencia es principalmente psicológica, a diferencia de la angustia, que es más física o somática.
  • Miedos difusos, preocupación; impulso a la acción, a ponerse en marcha, a correr y huir… imposibilidad de permanecer quieto.
  • El tiempo parece transcurrir más deprisa, se sufre agobio por la impresión de la aglomeración de acontecimientos y sucesos. Todo parece suceder más rápido y alocadamente.
  • Pensamientos negativos acerca del futuro, de catástrofe inmediata, aunque imposible de argumentar el origen de esos miedos. Se tienen malos presagios, sospechas y vaticinios oscuros.
  • Se vive en un estado psicológico de confusión, de realidad abstracta e indefinible, de extrañeza…
  • La Ansiedad tiene algo de creativa (si no es extrema). En la angustia eso no ocurre en ningún caso.
  • Aunque cueste creerlo, está mucho más lejos de la depresión que la angustia. La ansiedad se orienta más hacia las obsesiones y las fobias.
  • Se presenta más en individuos más profundos, que piensas y analizan mucho sus sentimientos y emociones, y su posible origen.
  • Se manifiesta con frecuencia en ataques o crisis.
  • Su Tratamiento suele ser a base de ansiolíticos. La terapia psicológica tiene que ser más profunda que en los casos de angustia.


La Ansiedad

Vamos a ver cuando la ansiedad se convierte en un problema psicológico y los síntomas que la caracterizan. Los que sufren este trastorno ven afectadas sus vidas de muchas maneras; hasta pueden llegar a tener miedo a salir de casa, sentir fuertes dolores en el pecho, insomnio, etc… Se cree que más de un veinte por ciento de la población mundial sufre trastornos de ansiedad, a menudo sin saberlo.
La Ansiedad es parte de la vida, un “extra” que nos ayuda a hacer frente a situaciones puntuales para aumentar nuestro rendimiento. Pongamos el caso de un examen o de un trabajo que debamos entregar con rapidez. Aquí, la Ansiedad nos empuja a que aumentar las horas de dedicación, y a que nuestra mente funcione al máximo rendimiento. Si es necesario, podemos pasar la noche en vela para alcanzar nuestro objetivo.
Como puedes ver, la ansiedad es una respuesta de nuestro organismo para prepararnos para cuando necesitamos emplear nuestro máximo potencial. Pero el problema surge cuando la ansiedad se produce ante una situación imaginaria o irrelevante. Hemos perdido el control.
Es importante comprender que a veces los síntomas de un trastorno de ansiedad, pueden ser debidos a otra causa muy distinta que la ansiedad. Por lo tanto, es necesario primero visitar a nuestro médico de cabecera para saber si el origen de nuestra angustia es físico o mental. Descartado lo primero, ya sabemos a qué nos enfrentamos.
A nivel patológico, los trastornos de ansiedad engloban las fobias, los ataques de pánico, el trastorno obsesivo-compulsivo, la agorafobia, etc…

Síntomas De Ansiedad
Son tantos, que se clasifican en varios grupos. Dependiendo de la naturaleza de cada persona, puede presentar unos síntomas u otros. Lo mismo ocurre con la intensidad de los mismos.
Síntomas Físicos De La Ansiedad:
  • Taquicardia, opresión en el pecho, palpitaciones.
  • Mareos, sensación de inestabilidad, sudores y temblores.
  • Sensación de ahogo y falta de aire.
  • Tensión muscular. Rigidez.
  • Hormigueo, sobre todo en manos y pies.
  • “Nudo en el estómago” (en el caso de los niños, puede ser el único síntoma).
  • Alteraciones del sueño. Insomnio en cualquiera de sus variantes.
  • Nauseas (incluso se pueden producir vómitos), trastornos digestivos.
  • Alteraciones del apetito.Inapetencia o trastornos sexuales.
       Síntomas Psicológicos De La Ansiedad:
  • Sensación de inquietud, agobio, desasosiego.
  • Sensación de peligro. Deseos de huir ...
  • Miedo a perder el control. Inseguridad.
  • Sentirse extraño, como si no se fuese uno mismo.
  • Dificultad para la toma de decisiones.

Alteraciones De La Conducta:
  • Estado de alerta continuo.
  • Bloqueos a la hora de actuar.
  • Incapacidad para permanecer quieto.
  • Torpeza a la hora de utilizar las manos.
  • Mandíbulas en tensión.
  • Rostro que refleja la crispación, el miedo…
Alteraciones Intelectuales Y Sociales:
  • Pensamientos Negativos, Exagerados, Distorsionados.
  • Fallos de memoria. Dificultad de concentración.
  • Aumento de los despistes y de las dudas.
  • Preocupación exagerada.
  • Sensación de confusión.
  • Quedarse en blanco.
  • Estado de irritabilidad.
  • Problemas para conversar.
En cualquier caso, es necesario recibir Ayuda Profesional. Pero de todos modos, es mucho lo que puedes hacer para aliviar el Estrés, la Ansiedad y la Depresión. Lee estos artículos que pueden ayudarte a mejorar desde hoy:


¿Te Ha Gustado Este Artículo?

ESTRÉS

El estrés mata. En su justa medida el estrés nos permite mantenernos activos y es algo imprescindible para la supervivencia. Pero si el que recibimos es mayor del que nuestro organismo puede soportar, acabamos enfermando. Las consecuencias físicas y mentales de un alto nivel de estrés son tremendas, y las veremos con detalle.

¿Quién no padece estrés en estos tiempos que vivimos? A menos que vivas en un lugar de ensueño con una vida idílica, sabrás de lo que te hablo. Además de la presión que ofrece nuestra propia vida, tenemos que enfrentarnos a diario con agentes ambientales que multiplican nuestro estrés: los atascos, el ruido, las prisas, la contaminación, las multitudes…

Los acontecimientos agradables también generan estrés, no sólo las situaciones indeseables. Por ejemplo, alguien que prepara un reencuentro importante con amigos de la infancia, una boda, una entrevista de trabajo deseada desde hace años… todo esto dispara nuestros niveles de estrés del mismo modo que los hechos desagradables.

Hasta obsesionarnos con lo estresados que estamos genera más estrés. Es necesario conocer nuestro nivel de estrés y ponerle freno lo antes posible. Porque sí, mata, como veremos con detalle. Las personas que sufren un alto nivel de estrés son más propensas a sufrir un ataque al corazón, una angina de pecho, un infarto cerebral, cáncer, problemas psiquiátricos, etc.

Sin olvidar que el estrés, según recientes estudios, acelera el proceso de envejecimiento. Es necesario cambiar nuestra actitud ante las circunstancias, ser menos exigentes con nosotros mismos, buscar tiempo para el ocio, la naturaleza y las relaciones personales, aumentar el tiempo de descanso. De nada sirven los logros personales si nuestro nivel de estrés nos impide disfrutar de la vida.

Una respiración consciente y profunda nos ayudará a rebajar nuestros nervios y hacernos con el control de nuestro estrés. Aunque suene extraño, tenemos que aprender a respirar de nuevo. Y, sobre todo, la herramienta estrella para ponerle freno a un estrés desmedido, es la relajación. En los siguientes artículos puedes aprender ambas técnicas y mejorar así tu calidad de vida.


Pincha estos enlaces, te serán de gran ayuda:

¿CREES QUE SABES RESPIRAR?

No existe ninguna actividad humana más importante que la Respiración. Aprende a Respirar correctamente, mejorando tu salud, calmando tu mente y reduciendo así la Ansiedad y el Estrés.

¿Qué es lo primero que hicimos al nacer? Inspirar; introducir aire en nuestros pulmones y ponernos así en contacto con el mundo. ¿Y qué es lo último que haremos cuando abandonemos la vida? Pues expirar, soltar un último aliento que marcará el fin de nuestros días.

Una persona puede estar sin beber varios días y sin comer durante semanas. Pero sólo podemos estar unos pocos minutos sin respirar. En cambio, es a lo más básico e imprescindible de nuestras vidas a lo que menos atención le prestamos.

La mayoría de las personas utilizamos sólo una décima parte de nuestra capacidad respiratoria. En general respiramos mal, algunas personas muy mal. Y eso se debe sobre todo a la falta de información sobre los beneficios de una Respiración consciente y de calidad.

Como respiramos de un modo automático, nos olvidamos de que podemos regular de un modo consciente la respiración y con ello mejorar mucho nuestra calidad de vida.

Es realmente hermoso ver respirar a un bebé. Si le observas, verás como su abdomen asciende y desciende con cada respiración y fluye fácilmente sin obstáculos ni tensiones. Esta es la forma natural y más beneficiosa para el organismo.

Durante el crecimiento abandonamos ese modo de respirar profundo y utilizamos una respiración superficial, rápida, arrítmica, por la boca en vez de por la nariz, en la que prácticamente sólo utilizamos la parte alta del tórax…


El no expandir los pulmones plenamente tiene como consecuencia una pobre oxigenación celular, lo que nos lleva a acumular toxinas en nuestro organismo que no se eliminan. Esto nos ayuda a sufrir una serie de trastornos: problemas cardio-circulatorios, gases, nerviosismo, falta de concentración, falta de energía, cansancio, desgana, envejecimiento prematuro…

La buena noticia es que podemos aprender a respirar correctamente. Tenemos que aprender a respirar de nuevo.

Los Beneficios Físicos son muchos y te ayudarán a tener una vida de mayor calidad, como por ejemplo mejorar el funcionamiento de los órganos, mejorar la combustión de las grasas que te ayudará a eliminarlas de tu organismo, una mejor circulación de la sangre y eliminación de toxinas, mejora de la digestión, ralentiza el envejecimiento, aumenta tu energía vital, mejora tu concentración, etc.

Los Beneficios para la Mente y los Estados Anímicos no son menos importantes.

¿Te has dado cuenta de que cuando te pones nervioso, sientes ansiedad o estás asustado, tu respiración es corta, rápida, irregular y utilizas sólo la parte alta del pecho? En cambio, cuando estás relajado la respiración se vuelve lenta y más profunda.

Entonces es obvio que existe una relación entre la mente y la respiración; podríamos conocer nuestro estado anímico en un momento determinado por el modo en que estamos respirando. Compruébalo por ti mismo.

De esto podemos deducir que si nuestras emociones influyen en la respiración, controlando nuestra respiración podemos controlar la mente. Es decir, un cambio en el proceso respiratorio puede ayudar a controlar o eliminar estados emocionales no deseados.

 Existen tres Tipos de Respiración: abdominal, intercostal o torácica, y clavicular.

 La respiración profunda o completa, es la que normalmente se utiliza en las clases de yoga, e integra las tres anteriores.

Respiración abdominal: Túmbate en el suelo sobre una colchoneta o similar. Separa ligeramente las piernas entre sí, y aleja un poco los brazos del tronco. Tienes que sentirte cómodo. Sitúa tus manos sobre la barriga entrelazando suavemente los dedos entre sí. Inspira lenta y profundamente por la nariz, e intenta inflar la barriga como si fuese un globo. Si lo estás haciendo bien, el abdomen, al elevarse, deberá separarte las manos.

Al exhalar, deshincha “el globo” y los dedos deberán de volver a juntarse. Tranquilo, es cuestión de práctica.
Es una respiración muy relajante, que te ayudará a eliminar tensiones y a sentirte mucho más tranquilo. Con sólo controlar bien este tipo de respiración podrás descansar mejor y rebajar tu ansiedad.

 Respiración torácica: En la misma posición, sitúa tus manos a ambos lados sobre las costillas y respira con profundidad. Al inspirar tendrías que sentir que tus costillas se elevan y ensanchan hacia los lados. Al espirar vuelves a la posición inicial. Es más difícil que la anterior. Es una respiración más incompleta que la anterior.

Respiración clavicular: posa tus manos sobre la clavícula un poco por encima de tu pecho y observa como al inspirar esa zona se sube y al espirar se baja.

Es la respiración más superficial de las tres, es pobre y requiere mucho esfuerzo para introducir poca cantidad de aire.

Respiración profunda, completa o yóguica: Es la suma de las tres anteriores. Al inspirar, primero se realiza la abdominal, luego la intercostal y por última la intercostal, pero todo en un solo movimiento que las enlaza a las tres. Al exhalar, el aire se elimina en el orden inverso. El ejercicio debe ser continuo y rítmico, en un solo movimiento.

Es la más beneficiosa, ya que estamos empleando al completo toda nuestra capacidad respiratoria.

En la práctica del Yoga, además de la respiración consciente, se practican técnicas respiratorias más específicas, que se conocen como Pranayama. Los ejercicios de respiración yóguica enseñan a controlar el prana (energía vital) y, por tanto, la mente.