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Síntomas De Estrés

El Estrés avisa y su nivel es medible. Esta lista con los Síntomas del Estrés reconocibles, te ayudará a valorar tu estado actual.

La época actual en la que vivimos ha hecho aumentar los niveles de stress entre la población hasta límites alarmantes. En la sección de Estrés de VIVIR O SOBREVIVIR dispones de más información y de artículos que te ayudarán a evitar o reducir el Estrés.

Se considera que si alguien padece más de los 4 síntomas del Estrés que detallo a continuación, es conveniente poner los medios para reducirlo lo antes posible. De todas formas, hay que diferenciar entre una situación de estrés puntual (debida a un cambio de trabajo, situación afectiva, traslado, etc…) y que por lo tanto es reversible cuando la situación se estabilice, y un proceso de estrés permanente.

Síntomas De Estrés

- Problemas para quedarse dormido.
- Ganas de llorar frecuentes y sin motivo aparente.
- Palpitaciones.
- Irritabilidad excesiva.
- Tristeza y falta de ánimo permanentes.
- Fumar y/o beber sin control.
- Desinterés sexual.
- Falta de Apetito.
- Conducir agresivamente, demasiado rápido y con irritabilidad exagerada.
- Tics nerviosos (antes inexistentes).
- Dolor en el pecho y problemas respiratorios.
- Dolores de Cabeza y Cefaleas.
- Dolor en la mandíbula y/o dentadura.
- Dolor de Espalda.
- Dolor de Cuello.
- Hipertensión arterial.
- Hiperglucemia (nivel elevado de azúcar en sangre).
- Somnolencia y cansancio excesivos durante el día.
- Incapacidad o dificultad para tomar decisiones.
- Falta de concentración.
- Problemas en la piel (rojeces, dermatitis, ronchas…)
- Estreñimiento.
- Diarrea. 


ESTRÉS

El estrés mata. En su justa medida el estrés nos permite mantenernos activos y es algo imprescindible para la supervivencia. Pero si el que recibimos es mayor del que nuestro organismo puede soportar, acabamos enfermando. Las consecuencias físicas y mentales de un alto nivel de estrés son tremendas, y las veremos con detalle.

¿Quién no padece estrés en estos tiempos que vivimos? A menos que vivas en un lugar de ensueño con una vida idílica, sabrás de lo que te hablo. Además de la presión que ofrece nuestra propia vida, tenemos que enfrentarnos a diario con agentes ambientales que multiplican nuestro estrés: los atascos, el ruido, las prisas, la contaminación, las multitudes…

Los acontecimientos agradables también generan estrés, no sólo las situaciones indeseables. Por ejemplo, alguien que prepara un reencuentro importante con amigos de la infancia, una boda, una entrevista de trabajo deseada desde hace años… todo esto dispara nuestros niveles de estrés del mismo modo que los hechos desagradables.

Hasta obsesionarnos con lo estresados que estamos genera más estrés. Es necesario conocer nuestro nivel de estrés y ponerle freno lo antes posible. Porque sí, mata, como veremos con detalle. Las personas que sufren un alto nivel de estrés son más propensas a sufrir un ataque al corazón, una angina de pecho, un infarto cerebral, cáncer, problemas psiquiátricos, etc.

Sin olvidar que el estrés, según recientes estudios, acelera el proceso de envejecimiento. Es necesario cambiar nuestra actitud ante las circunstancias, ser menos exigentes con nosotros mismos, buscar tiempo para el ocio, la naturaleza y las relaciones personales, aumentar el tiempo de descanso. De nada sirven los logros personales si nuestro nivel de estrés nos impide disfrutar de la vida.

Una respiración consciente y profunda nos ayudará a rebajar nuestros nervios y hacernos con el control de nuestro estrés. Aunque suene extraño, tenemos que aprender a respirar de nuevo. Y, sobre todo, la herramienta estrella para ponerle freno a un estrés desmedido, es la relajación. En los siguientes artículos puedes aprender ambas técnicas y mejorar así tu calidad de vida.


Pincha estos enlaces, te serán de gran ayuda:

LA MEDITACIÓN

Cuando practicas la meditación te das cuenta de lo que realmente pasa por tu cabeza durante todo el día. Por norma general, no solemos darnos cuenta de la cantidad de pensamientos negativos, perjuicios, miedos, y “basura” en general que pasa por nuestras mentes. Con la meditación eres por primera vez consciente de donde surge tu infelicidad, estrés, ansiedad y confusión.

La meditación es el medio más poderoso, antiguo y seguro que existe para transformar nuestra mente. Con la meditación logramos detener esa marea descontrolada de pensamientos que nos mantienen prisioneros del sufrimiento y de la confusión. A menudo se considera que meditar es sinónimo de reflexionar, pero pronto veremos que no tiene nada que ver.

Una vez descubiertos sus mecanismos, el modo en el que llegamos a ser los juguetes de nuestros pensamientos, ya nunca volveremos a verlos del mismo modo. Además, con la meditación descubriremos nuestra verdadera Esencia y hallaremos esa paz soñada por todos nosotros. La meditación te mostrará qué eres y qué no eres tú.

Comprender las cosas intelectualmente pocas veces logra transformar la mente, pero en cambio la meditación sí lo hace posible. El cambio no ocurre de un día para otro, pues ese “sedimento” de pensamientos y vicios mentales están arraigados desde hace años. La meditación produce un cambio profundo y verdadero, pero necesita tiempo y constancia. La meditación, como recompensa, nos aporta lucidez y sabiduría.

Con la meditación comprobamos que la mente se expresa en un parloteo continuo, no para de “pensar”. Ya hemos visto que los pensamientos son pura energía, que influye en nosotros y en todo lo que nos rodea, para bien o para mal. Pero no solemos ser conscientes de ellos, y si los desconocemos, no los podremos cambiar. Con la meditación nos volvemos espectadores de nuestros pensamientos y emociones.

Con la meditación descubriremos que nosotros no somos nuestros pensamientos, que detrás de todo ese charloteo de nuestras cabezas se oculta nuestra verdadera Esencia, y allí sólo existe la paz y el bienestar. La meditación permite esa observación constante de la mente enfocándola en un punto y silenciándola para contemplarnos en nuestro verdadero Ser.


Tu vida sufrirá un cambio profundo y verdadero, iniciando un camino de Verdad sin retorno. Eso, al fin y al cabo, es la verdadera cura del alma. La práctica de la meditación te ayudará a ver la vida y a ti mismo de un modo distinto. La clave está en la constancia, pero no te asustes, son suficientes unos pocos minutos al día. Vale la pena si tienes en cuenta que la “Meditación es la Gran Liberación”. La verdadera.


Comienza a meditar siguiendo los consejos de nuestro siguiente artículo:    CÓMO MEDITAR

¿CREES QUE SABES RESPIRAR?

No existe ninguna actividad humana más importante que la Respiración. Aprende a Respirar correctamente, mejorando tu salud, calmando tu mente y reduciendo así la Ansiedad y el Estrés.

¿Qué es lo primero que hicimos al nacer? Inspirar; introducir aire en nuestros pulmones y ponernos así en contacto con el mundo. ¿Y qué es lo último que haremos cuando abandonemos la vida? Pues expirar, soltar un último aliento que marcará el fin de nuestros días.

Una persona puede estar sin beber varios días y sin comer durante semanas. Pero sólo podemos estar unos pocos minutos sin respirar. En cambio, es a lo más básico e imprescindible de nuestras vidas a lo que menos atención le prestamos.

La mayoría de las personas utilizamos sólo una décima parte de nuestra capacidad respiratoria. En general respiramos mal, algunas personas muy mal. Y eso se debe sobre todo a la falta de información sobre los beneficios de una Respiración consciente y de calidad.

Como respiramos de un modo automático, nos olvidamos de que podemos regular de un modo consciente la respiración y con ello mejorar mucho nuestra calidad de vida.

Es realmente hermoso ver respirar a un bebé. Si le observas, verás como su abdomen asciende y desciende con cada respiración y fluye fácilmente sin obstáculos ni tensiones. Esta es la forma natural y más beneficiosa para el organismo.

Durante el crecimiento abandonamos ese modo de respirar profundo y utilizamos una respiración superficial, rápida, arrítmica, por la boca en vez de por la nariz, en la que prácticamente sólo utilizamos la parte alta del tórax…


El no expandir los pulmones plenamente tiene como consecuencia una pobre oxigenación celular, lo que nos lleva a acumular toxinas en nuestro organismo que no se eliminan. Esto nos ayuda a sufrir una serie de trastornos: problemas cardio-circulatorios, gases, nerviosismo, falta de concentración, falta de energía, cansancio, desgana, envejecimiento prematuro…

La buena noticia es que podemos aprender a respirar correctamente. Tenemos que aprender a respirar de nuevo.

Los Beneficios Físicos son muchos y te ayudarán a tener una vida de mayor calidad, como por ejemplo mejorar el funcionamiento de los órganos, mejorar la combustión de las grasas que te ayudará a eliminarlas de tu organismo, una mejor circulación de la sangre y eliminación de toxinas, mejora de la digestión, ralentiza el envejecimiento, aumenta tu energía vital, mejora tu concentración, etc.

Los Beneficios para la Mente y los Estados Anímicos no son menos importantes.

¿Te has dado cuenta de que cuando te pones nervioso, sientes ansiedad o estás asustado, tu respiración es corta, rápida, irregular y utilizas sólo la parte alta del pecho? En cambio, cuando estás relajado la respiración se vuelve lenta y más profunda.

Entonces es obvio que existe una relación entre la mente y la respiración; podríamos conocer nuestro estado anímico en un momento determinado por el modo en que estamos respirando. Compruébalo por ti mismo.

De esto podemos deducir que si nuestras emociones influyen en la respiración, controlando nuestra respiración podemos controlar la mente. Es decir, un cambio en el proceso respiratorio puede ayudar a controlar o eliminar estados emocionales no deseados.

 Existen tres Tipos de Respiración: abdominal, intercostal o torácica, y clavicular.

 La respiración profunda o completa, es la que normalmente se utiliza en las clases de yoga, e integra las tres anteriores.

Respiración abdominal: Túmbate en el suelo sobre una colchoneta o similar. Separa ligeramente las piernas entre sí, y aleja un poco los brazos del tronco. Tienes que sentirte cómodo. Sitúa tus manos sobre la barriga entrelazando suavemente los dedos entre sí. Inspira lenta y profundamente por la nariz, e intenta inflar la barriga como si fuese un globo. Si lo estás haciendo bien, el abdomen, al elevarse, deberá separarte las manos.

Al exhalar, deshincha “el globo” y los dedos deberán de volver a juntarse. Tranquilo, es cuestión de práctica.
Es una respiración muy relajante, que te ayudará a eliminar tensiones y a sentirte mucho más tranquilo. Con sólo controlar bien este tipo de respiración podrás descansar mejor y rebajar tu ansiedad.

 Respiración torácica: En la misma posición, sitúa tus manos a ambos lados sobre las costillas y respira con profundidad. Al inspirar tendrías que sentir que tus costillas se elevan y ensanchan hacia los lados. Al espirar vuelves a la posición inicial. Es más difícil que la anterior. Es una respiración más incompleta que la anterior.

Respiración clavicular: posa tus manos sobre la clavícula un poco por encima de tu pecho y observa como al inspirar esa zona se sube y al espirar se baja.

Es la respiración más superficial de las tres, es pobre y requiere mucho esfuerzo para introducir poca cantidad de aire.

Respiración profunda, completa o yóguica: Es la suma de las tres anteriores. Al inspirar, primero se realiza la abdominal, luego la intercostal y por última la intercostal, pero todo en un solo movimiento que las enlaza a las tres. Al exhalar, el aire se elimina en el orden inverso. El ejercicio debe ser continuo y rítmico, en un solo movimiento.

Es la más beneficiosa, ya que estamos empleando al completo toda nuestra capacidad respiratoria.

En la práctica del Yoga, además de la respiración consciente, se practican técnicas respiratorias más específicas, que se conocen como Pranayama. Los ejercicios de respiración yóguica enseñan a controlar el prana (energía vital) y, por tanto, la mente.