Si maravillarse del milagro de la Vida y acostumbrarnos a hacer de la idea de la Muerte nuestra fiel compañera, son dos muletas para empezar a caminar con sabiduría, aprender que sólo hoy existe será el talismán que abrirá de par en par las puertas de tu felicidad.
¿Sabías que una persona de 75 años ha vivido un total de 27375 días? Sé consciente de esto: ¡27375 días! Y cada uno de esos días brinda una oportunidad de ser feliz, de cambio y de transformación, de disfrute y de aprendizaje…
La mente humana es prodigiosa. Pero contiene un engaño peculiar que nos mantiene en la infelicidad y en la ignorancia: siempre vaga, inconsciente, entre el pasado y el futuro. Apenas nos permite ser conscientes del momento presente.
Una persona que medita cotidianamente sabe que esto es así. Durante la meditación puedes observar el “parloteo” de la mente, y como viaja continuamente de los recuerdos -antiguos o recientes- a imágenes de futuro, planificándolo o imaginándoselo de distintas maneras. Con nuestras experiencias del pasado, creencias, miedos y prejuicios, imaginamos que el futuro o los acontecimientos futuros se desarrollarán de un modo determinado.
Este proceso mental sólo puede traer desdicha. El recuerdo del pasado a menudo es amargo o frustrante. El futuro no existe y en cambio ponemos la felicidad en algo que no sabemos cómo será realmente.
Pero ese modo de actuar de la mente, saltando entre eses dos periodos de tiempo, nos impiden ser conscientes de lo único que realmente existe: el presente, el día de hoy, o para ser más concretos… ¡este instante!
Hay en el presente, en el día de hoy, un doble poder: por un lado el de sentir que estás realmente vivo, de ser consciente de la Vida, de experimentar la alegría del aquí y ahora… Por otro lado, un poder no menos importante: el poder de crear el futuro que deseas. Esa puede convertirse en tu arma más poderosa.
Presente es Poder. Presente es lo único que realmente existe. ¡Presente es todo lo que precisas para ser feliz!
¡Empieza ahora a comprender que sólo hoy existe! ¡Valora lo que tienes y no lo que no tienes! Respira, ríe, come, salta… ¡AHORA MISMO! No dejes tu bienestar en manos de otros, no lo dejes para mañana. La amiga muerte sigue susurrándote: ¡Sólo hoy es tuyo! ¡Vívelo del mejor modo posible!
¿Tienes presente? ¡Es todo lo que necesitas!
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Compañera De Viaje
Espero no molestar a nadie con lo que voy a escribir, y mucho menos resultar macabra.
Puede parecer, y quizás lo sea, un modo algo brusco de tomar conciencia. Pero creo que no es momento de andar con delicadezas. Necesitamos ver la vida desde nuevos puntos de vista, de otras formas que pocas veces nos paramos a pensar. En el artículo anterior, “El Milagro De La Vida”, intentaba que comprendiésemos el tremendo milagro que es nuestro cuerpo y la existencia en general, y el modo en el que despreciamos un don tan valioso.
Ahora Vamos A Ver La Vida desde la perspectiva de la Muerte, aunque parezca una ironía. Todos sabemos que la muerte es parte de la vida. Y a casi todo el mundo le produce terror pensar en ello. Es indiferente que seas ateo, musulmán o cristiano. O que seas un convencido de la reencarnación. De cualquier modo, el momento de la muerte marca un evidente antes y después. Comprendemos que ni nuestro cuerpo ni nuestra mente permanecerán cuando ya no estemos presentes.
Y de nada habrán servido todos esos Pensamientos y Sentimientos Destructivos, la necesidad de poseer a otra persona, el Apego a lo material, los Complejos, el Rencor, los Celos ni las Frustraciones. ¿A dónde irán cuando llegue nuestro momento?
Cuando muere un ser querido, un conocido, o vemos en la televisión un accidente o una catástrofe con un alto pago en vidas humanas, todos pensamos en lo mismo: ¡Qué corta puede ser la vida! ¡Hay que disfrutar y vivir el momento! Somos conscientes de que la vida puede terminar en cualquier instante y entonces… ¡La pena es que ese pensamiento tan lleno de sabiduría sólo lo mantengamos unos momentos en nuestro interior! Después volvemos a preocuparnos del día a día, olvidándonos de la valiosa lección que comprendimos durante un instante.
En cambio, ese sólo pensamiento, repetido a menudo, puede transformar totalmente nuestra relación con el mundo y con los demás. Después de todo, eso es lo que hay, al menos de un modo básico.
En cambio, ese sólo pensamiento, repetido a menudo, puede transformar totalmente nuestra relación con el mundo y con los demás. Después de todo, eso es lo que hay, al menos de un modo básico.
La Muerte, si la dejásemos hablar, nos susurraría al oído constantemente: “Vive el momento, el aquí y ahora. No dejes cabos sueltos, nada que te guste hacer por realizar, resuelve esas relaciones que tu orgullo no te permite tener, dile a esas personas cuánto las quieres… Disfruta de esa maravilla que es tu vida, y cuando yo vaya a tu encuentro te sentirás agradecido por haber vivido”
Nada es permanente, esa es la verdadera lección. Y a la vez, todo es transformable.
Quizás sea el momento de Escuchar a la Muerte y comprender que, al fin y al cabo, Nada Es Tan Importante. Que nuestra vida, esa planta que se ha dejado a nuestro cuidado, es nuestro único encargo. Nos conviene hacer todo lo posible porque luzca orgullosa y feliz, alejándola de plagas y de la oscuridad. Sólo somos responsables de nosotros mismos, y nos debemos una Felicidad Auténtica, independiente de lo que piensen los demás o de lo que nos diga la sociedad que tenemos que ser.
Yo soy yo, no el que dices tú que soy o que debería ser.
Ni nuestro Nacimiento ni la Muerte nos dicen cómo vivir, cómo ser, qué hacer. Nos dan libertad absoluta. Una página pone nuestra fecha de llegada, y la otra, no se sabe cuántas páginas después, pone “fin”. Nosotros escribimos nuestra historia en un mar de páginas en blanco.
La Vida no te juzga ¡No lo hagas tú! El futuro nace ahora, y la idea de la muerte nos ayudará desde ya a comprender que nada debe de ser tan poderoso como para arrebatarnos la alegría de vivir. ¡Qué no tenga que llegar el inevitable momento para valorar nuestra existencia!
La Vida nos considera a todos igual de dignos de vivirla, y la muerte deja muy claro que nadie es mejor ni peor que nadie. La próxima vez que pienses que eres peor o mejor que alguien, piensa en la muerte y verás que no es así. Para la Vida y la Muerte todos somos iguales. Nuestro cuerpo por dentro funciona más o menos igual en todos nosotros. La Vida y la Muerte te consideran tan valioso a ti como a esas personas a las que tanto te gustaría parecerte. Por algo será, ¿no crees?
Como beneficio añadido, cuando llegue nuestra hora, nos sentiremos más auténticos y preparados para ella, pues habremos comprendido parte de sus lecciones.
Que no tengamos que lamentarnos, igual que el genial Borges, cuando escribió estas amargas palabras: “He cometido el mayor pecado que un hombre puede cometer. No he sido feliz”. Él ya no, pero nosotros todavía estamos a tiempo.
Para encontrar gusto a la vida, no hay como morirse.
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Esta Sección De VIVIR O SOBREVIVIR: Cambiar De Vida
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