Con la abdominoplastia se remodelan abdomen y cintura. La anestesia puede ser localizada o general. Se elimina toda la grasa y piel sobrante, se reconstruyen los músculos abdominales debilitados o separados (suele ocurrir tras un embarazo), y si es necesario, se realiza una liposucción (por ejemplo, en las caderas) para remodelar la silueta. El ingreso tras una abdominoplastia suele ser de 1 a 2 días, y la recuperación total, de 4 a 5 semanas.
Hay que tener en cuenta que la abdominoplastia no sustituye ni a la dieta ni al ejercicio. De hecho, aunque los resultados de la abdominoplastia se consideran permanentes, las dietas drásticas y las fluctuaciones importantes del peso, pueden volver a producir grasa y flacidez abdominal. Si quieres perder peso de modo significativo, es mejor que esperes a alcanzar el peso deseado, y después mantenerte en él.
Los cirujanos aconsejan a las mujeres aplazar la abdominoplastia si se tienen pensado tener hijos. Por un lado, durante el embarazo se produce una dilatación abdominal y aumento de peso que eliminan los efectos de la abdominoplastia. Por otro lado, es muy complicado para los doctores realizar dos veces la misma intervención en la zona, ya que hay menos piel para extraer. Tampoco es aconsejable en personas fumadoras.
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