¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? Estas son las preguntas que surgen al empezar a meditar. Es cierto que a meditar se aprende meditando. La meditación llegará en su momento, por sí sola… Pero puedes aplicar una serie de consejos muy útiles para facilitar la meditación y acelerar el proceso. Y que sobre todo, te ayudarán a empezar.
Si no sabes lo que es la meditación y lo que puede hacer por ti, lee primero los dos artículos precedentes: MEDITACIÓN y LA MEDITACIÓN
Busca un lugar para meditar: Si puede ser una habitación destinada sólo a ello, mucho mejor. Si no, al menos intenta buscar un lugar en el que puedas meditar tranquilo sin que nadie te moleste; es importante que puedas silenciar la mente y estar a solas. La mente está más predispuesta a aquietarse si practicas siempre en el mismo lugar.
Encuentra el momento adecuado: Intenta meditar a una hora del día en la que puedas desconectar de las obligaciones cotidianas. Los momentos ideales para meditar son el amanecer y el crepúsculo, ya que son las horas de mayor fuerza espiritual. De cualquier modo, procura que sea siempre a una misma hora.
Como puedes observar, practicar siempre en el mismo lugar y hora, es algo muy importante al empezar a meditar. Así conseguirás que la mente se concentre y aquiete con mayor rapidez.
Comienza meditando por un período corto de tiempo: Es conveniente comenzar dedicando a la meditación unos pocos minutos (por ejemplo, cinco). E ir aumentando progresivamente ese tiempo, hasta llegar a una hora o más.
Siéntate en una postura cómoda: Todo el tiempo destinado a meditar has de permanecer en la misma postura, así que lo importante es que estés cómodo. Ya sea sentado en una silla, en el suelo apoyado en la pared, o en alguna de las posturas de meditación (que analizaremos en el artículo siguiente), tu espalda y cabeza han de permanecer rectas, y tu cuello también ha de estar recto (en línea con la espalda) pero sin tensión.
Solicítale a tu mente que permanezca tranquila: Antes de empezar a meditar, pídele a tu mente que se sosiegue durante el tiempo que dure la sesión. Simplemente, díselo. Que sepa que durante ese tiempo deseas que se relaje.
Regula la respiración: Es importante regularla conscientemente antes de meditar. Para ello, realiza respiraciones abdominales profundas (lee artículo RESPIRACIÓN) durante cinco minutos. Se oxigenará el cerebro, y con el paso de los minutos el ritmo respiratorio descenderá. Poco a poco hazla más pausada. Después, mantén una respiración rítmica (inspira tres segundos, y espira tres), y por último déjala fluir de un modo natural y olvídate de ella.
Al principio deja que la mente vague libremente: Si la obligas a concentrarse, responderá volviéndose más activa e inquieta. Es normal que al empezar la meditación vague de un pensamiento a otro. Si continúa en su empeño de vagar, intenta observar tus pensamientos como si se tratase de una película. Obsérvala como si fuese algo ajeno a ti. Si lo haces, poco a poco se aquietará y te permitirá meditar.
Ahora, busca un punto de enfoque. Ahí podrá descansar la mente cuando se sienta cansada. Dependiendo de tu naturaleza, te conviene elegir uno u otro. Si eres más bien intelectual, te conviene que el punto focal sea el ajna chakra (el entrecejo); si tu naturaleza es más bien emocional, será el anahata chakra (el plexo solar). Durante el tiempo dedicado a meditar, no cambies el punto de enfoque.
Sea cual sea la técnica para meditar que hayas elegido, mantén la atención en ese punto focal durante toda la meditación. Así, concéntrate en el objeto que hayas decidido. Si por ejemplo, si has elegido “OM” para meditar, procura coordinarlo con la respiración mientras lo repites mentalmente.
Tranquilo… el tiempo y la constancia te llevarán a alcanzar la meditación. El propio acto de meditar te ayudará a no tener prisa y a disfrutar de este maravilloso viaje.
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MEDITACION
Los orígenes de la meditación se pierden en el tiempo. Hay quien asegura que unas estatuillas encontradas en la India sobre el año 3000 a. C. están en posición de meditación. De todos modos se trata de una práctica milenaria que se originó en la India y que con el paso de los siglos llegó hasta nosotros.
Es importante destacar que la meditación carece de contenidos sectarios, religiosos o ideológicos; aunque es el corazón mismo del Yoga, el Budismo, el Sufismo… Hoy en día, la meditación presenta un amplio abanico de técnicas, que permite al hombre occidental acercarse a ella por motivos diferentes, adaptándose a su estilo de vida y personalidad.
La meditación es una necesidad psicológica del ser humano; meditamos inconscientemente muchas veces, y tenemos nuestros propios actos de meditación (pescar, calcetar, hacer puzzles…). Pero estos momentos sólo pueden brindarnos pequeños intervalos de paz. Para lograr un efecto duradero podemos entrenar la mente en la meditación.
Cualquier persona puede aprender las técnicas de meditación y ponerlas en práctica. Y es ahí, en la práctica, donde aprendemos a meditar. Del mismo modo que ejercitamos el cuerpo, con la meditación ejercitamos la mente (tan importante o más que la gimnasia corporal). Y es que la mente, al igual que el cuerpo, acumula desechos: frustraciones, pensamientos negativos, perjuicios, manías, vivencias negativas…
La meditación es una práctica que nos permite observar la mente. Ya desde los primeros días, esa observación de la mente nos permitirá ver la enorme cantidad de actividad y pensamientos que hay en ella. Y descubriremos, con asombro, lo poco que vivimos el momento presente.
La mente puede hacer insoportable tu vida, o liberarte por completo. En ella está la clave, la llave del bienestar. Si persistimos en la práctica de la meditación, descubriremos todo lo engañoso que cruza por nuestras mentes, y con el tiempo cambiará nuestra manera de pensar. Eso es debido a que dejaremos de identificarnos con nuestros pensamientos y emociones.
Y eso se debe a que observaremos a esos pensamientos como testigos, como simples espectadores… y perderán para siempre el enorme poder que tienen sobre nosotros y nuestras vidas. Progresivamente surgirá una mente nueva, que nos permitirá ver la vida desde una perspectiva bien distinta, libres de prejuicios, hábitos y viejas heridas.
La meditación nos enseña a enfocarnos en el momento presente, esa es uno de sus mayores beneficios. Es una fuente de salud mental, de equilibrio, serenidad y ecuanimidad. Meditar es el modo de trabajar la mente para alcanzar un estado superior de la misma.
Se dice que la meditación puede llevar al que la practica a alcanzar otros planos de Conciencia, hasta que desaparece la identificación con el cuerpo y con la mente, y se alcanza una fusión con el Universo o lo Divino.
- Sigue leyendo sobre la meditación pinchando en los siguientes enlaces:
LA MEDITACION
CÓMO MEDITAR
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