Sí, hay monstruos. Y no me refiero a los seres horrendos y malvados que viven en los cuentos infantiles. Quizás los escritores de dichos cuentos se inspiraron en esos otros, a los que yo hoy me refiero, para dar vida a sus personajes: monstruos de carne y hueso capaces de devorarte el alma y sembrar en tu corazón la desconfianza hacia toda la Humanidad. Y tal como ocurre en los cuentos, en un principio suelen disfrazarse de bondad y simpatía.
Y digo que hay monstruos, porque yo acabo de expulsar de mi vida a uno de ellos. Es más que posible que tú te hayas encontrado seres crueles y egoístas, desprovistos de conciencia y de todo sentimiento de culpa. Si es así, supongo que la herida que causaron en tu corazón aún no habrá cicatrizado del todo.
Puede tratarse de una amistad, compañero de trabajo, o peor aún, de la persona de la que por desgracia te has enamorado. No es fácil verles venir. O sí… pero ya sea por afecto o simplemente porque eres incapaz de creer que alguien pueda ser tan cruel y mezquino, tu mente niega las señales que podrían haberte evitado tal sufrimiento. Suele ocurrir que en el momento en el que ya no cabe duda alguna de la inmensa maldad de ese ser, a tu mente vengan todas esas señales que fueron trazando el camino.
Claro, ahora recuerdo el día que… Ahora entiendo que su comportamiento no era normal… Por eso me dijo eso en tal ocasión… Fulanita quiso advertirme pero no le creí… Sí, eso también. La mayoría de la gente puede ver con claridad la perversidad de esa persona o al menos intuir que no es trigo limpio, pero sólo te lo dirán cuando tengan claro que tú ya lo sabes y que no volverás a relacionarte con ese personaje.
Es fácil caer en el “qué estúpido he sido”, pero descarta ya ese pensamiento. A ver si va a resultar que ser buena persona merece un castigo. También es fácil hundirse en la autocompasión, o preguntarse una y otra vez “qué le habré hecho yo tan malo”, o sentir un odio inmenso y deseos de venganza. O peor aún - que es mi caso- intentar comprender qué puede pasar por la cabeza de tu verdugo, en un vano intento de seguir creyendo que toda acción humana tiene un porqué.
¡Déjalo ya! Si esa persona es un verdadero monstruo, ya te habrá olvidado y no dedicará ni un solo minuto a pensar en ti ni en tu sufrimiento. Y si lo hace, será para justificarse culpándote de lo sucedido. Olvídate de que pida perdón, y si lo hace, será porque aún ve que puede manipularte más o quieren algo de ti. Se dirá a sí mismo que te lo mereces, y seguirá su camino sin mirar atrás.
Lo más que puedes hacer es sentirlo por su proxima víctima -que la habrá, seguro- y pedirle a la Vida estar más despierto la próxima vez. Y no me refiero a tener miedo, que eso sería tu verdadera y definitiva derrota, sino a quererte cada día más y mejor para no tolerar ni la mínima ofensa por parte de nadie. Porque tu buen corazón no tiene que traer a tu vida más que amor y respeto. Quién bien te quiere no te hará llorar, te lo aseguro.
Yo creo que esos seres tan fríos y despiadados no pueden ser felices jamás. Quién no es capaz de sentir compasión o culpa, no puede amar. Y el Amor, amigo mío, es el sentimiento más noble y hermoso del mundo. Tú todavía puedes sentirlo… pero esa persona morirá sin conocerlo. Al final, es mejor sentir pena que odio por ella. O en el mejor de los casos, un buen y sentido ¡qué le den! es gloria bendita.
Y a seguir para adelante, que el bien es mayoría y el mundo está lleno de personas que vale la pena conocer. No vamos a ser tú y yo las únicas, eh? jajaja.
Un abrazo.