En el hemisferio norte se conoce como aurora boreal, y en el sur como aurora austral. Se trata de un fenómeno extraordinario de la naturaleza, tan hermoso como efímero. La noche se viste de gala con un espectáculo deslumbrante de las más variadas formas y colores, que además cambian con rapidez en el tiempo. La aurora boreal parece sacada de una película de ciencia ficción.
La magia de la aurora boreal radica en la sorpresa. Es imposible predecir cuándo la verás ni qué tipo de despliegue luminoso te espera. No existen dos auroras boreales iguales. Algunas veces la aurora boreal se presenta con modestia, suave y monocromática, o como un cortinaje de tonalidades eléctricas y verdosas.
La mayoría de las veces es un festival psicodélico de formas y colores brillantes. En estos casos la aurora boreal se presenta con multitud de colores, regalando un cielo en tonos azules, verdes, rojos y anaranjados, violetas… todos brillando al mismo tiempo. También puedes enmudecer contemplando, durantes unos pocos minutos, a la aurora boreal en una explosión de luz que deja paso de nuevo a la oscuridad.
Es habitual en las zonas polares, aunque la aurora boreal puede observarse por cortos períodos en otros lugares. Es visible de octubre a marzo –preferiblemente en enero y febrero-, aunque si las bajas temperaturas se mantienen puede verse en otros meses del año. El llamado cinturón de las auroras boreales entra por las Islas Lofoten y se desplaza hacia arriba, recorriendo la costa, hasta el Cabo Norte.
La aurora boreal es más visible lejos de las luces de ciudad, en las oscuras y frías noches de invierno. Hay que evitar la luna llena y los lugares iluminados, y las mejores horas son las comprendidas entre las 7 de la tarde y la 1 de la madrugada. Los mejores lugares para disfrutar de la aurora boreal son Noruega -principalmente el norte- e Islandia. También Alaska, Canadá, Finlandia, Groenlandia…
El origen de este fenómeno es tan psicodélico como la propia aurora boreal. Tiene lugar cuando el campo magnético terrestre atrae unas partículas cargadas de electricidad –protones y electrones- que surcan el viento solar a más de 1100 Kilómetros por segundo.
Al ser estas partículas atraídas hacia los polos, llegan a la ionosfera e impactan contra los gases de la atmósfera. Este “choque” genera fotones, partículas luminosas azules, verdes, rojas, violetas… Ese bellísimo despliegue luminoso es el llamado aurora boreal.